Los pueblos de la zona este de Mallorca son conocidos por su esencia rural y por el carácter hospitalario de sus gentes. Los aires de antaño que se respiran en sus callejuelas y los pequeños negocios artesanales que las salpican convierten su paseo en un agradable viaje al pasado. Yacimientos prehistóricos, castillos, iglesias, viviendas de pescadores, pequeñas calas…, un recorrido encantador en el que perderse durante su descanso en Mallorca.
Todas sus calles conducen al castillo. Una imponente joya medieval desde la que el pueblo gabellí se protegía de los ataques de piratas y corsarios. Desde su cima podrán contemplar una vista privilegiada de los colores y texturas que conforman el campo mallorquín.
Cala Ratjada es conocido como el antiguo puerto de pescadores, hoy reconvertido en zona residencial y turística. Sus terrazas y restaurantes congregan buena parte de los visitantes de la zona y cuenta con una suculenta oferta de ocio nocturno.
El pueblo vecino de Capdepera puede presumir de atesorar a buena parte de artesanos de esta zona de la isla. La mayoría todavía ofrecen sus productos en hornos, talleres y pequeñas tiendas. El mayor reclamo son las senalles de llata (cestas de palmito) elaboradas a partir de esta plamera local.
Es uno de los núcleos poblacionales de Capdepera. Su playa, conocida también como s’Arenal de sa Mesquida, fue declarada junto con Cala Moltó y Cala Agulla Área Natural de Especial Interés en 1991.
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Carretera Cala Mesquida Km 1,
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